28/52 análisis – Szabadban Sz.81, BB89 – Béla Bartók

No puedo concebir música que no exprese absolutamente nada 

Béla Bartók

Esta cita revela la actitud de Béla Bartók (1881-1945) totalmente opuesta a la formalista de Stravinsky y más cercana a la de Schoenberg en cuanto a la dimensión mística de la música. Su ideal es Beethoven y recobra su lirismo heroico.

Bartók tenía la doble dimensión de músico de oficio y artista innovador. Dice Pascual (2004): «Stravinsky le veía como un alquimista». Y, por otro lado: «Honneger veía a Bartók como el verdadero representante de la revolución musical» (p.34).

Szabadban (Al aire libre), un ciclo de pequeñas piezas para piano, fue escrita en 1926, un año en el que Bartók tuvo una gran producción pianística. La obra fue influenciada por dos acontecimientos: el estudio y edición de piezas barrocas que hizo en la década de 1920 y la escucha del Concierto para piano e instrumentos de viento de Stravinsky en 1926.

El ciclo se compone de cinco piezas: I. Percusión y gaitas, II. Barcarolla, III. Mussettes, IV. Música nocturna, V. Persecución. Aunque se suele catalogar como suite, Bartók estrenó las piezas por separado e incluso se publicaron en dos volúmenes independientes en su primera edición.

En el primer número ya se observa un idioma concentrado y austero y una melodía que se mueve en un ámbito estrecho, centrada en torno a una nota. Este tipo de melodía circular alrededor de una nota se puede observar también en la Barcarolla.

Bartók es considerado maestro de la disonancia percusiva, característica que observamos en los intervalos de segunda que abren la pieza. Hay una preferencia por notas repetidas y pasajes basados en esquemas alternados.

Un rasgo que Bartók comparte con Stravinsky es la preeminencia y gran imaginación rítmica en sus obras. Ambos autores utilizan el piano como un instrumento de percusión, como puede verse en este caso en el tratamiento martilleado de los acordes.

Dice al respecto Machlis (1975): «Bartok, al igual que Stravinsky, desempeñó un papel fundamental en la revitalización del ritmo occidental, alcanzando una frescura y una fuerza eruptiva inauditas antes de esta época» (p.184).

Además de la emancipación rítmica, otra rotura, es la del límite impuesto por la barra de compás. Repite fragmentos en diferentes tiempos del compás, produciendo el primitivo efecto de una melodía vuelta sobre sí misma.

La Barcarolla, menos percusiva, se sigue moviendo en la idea de la melodía circular alrededor de una nota.

Las Mussettes recuperan la idea de insistencia con notas pedales y bordones -que ya escuchábamos en la Mussette de la obra de Schoenberg a modo de imitación del instrumento. Este uso del pedal y del falso bordón –un rasgo de los instrumentos campesinos (folkorismo)- une la armonía y subraya el carácter tonal (Fig.19, pág.21).

En cuanto a las armonías vemos acordes por cuartas (como en Stravinsky) y segundas, y séptimas paralelas que proporcionan empuje a la música.

En cuanto al uso de los entornos armónicos, dice Abraham (1985): «La armonía per se es para Bartók en gran medida un asunto de color, color percusivo, especialmente en su escritura pianística» (p.213).

En mitad de la Mussette y después de los ritmos pujantes e incisivos aparece una lírica melodía. Según Abraham (1985): «Bartók es esencialmente un melodista. Teje sus melodías libres y puramente expresionistas» (p.213).

Para concluir, los cuatro compositores presentados en los recientes cuatro posts tienen rasgos compartidos y otros particulares. Las coincidencias confirman una reacción en contra de la manera de construir del pasado y la búsqueda de nuevas formas de edificar la música. Los rasgos particulares llevan al camino de la composición actual: multiciplidad de pensamientos y estéticas musicales.

Cerrando el círculo con el primer autor de estas últimas cuatro entradas y enlazando con el título de esta pieza, dice Machlis (1975) de la opinión de Debussy sobre la música que ésta «es un arte de aire libre» (p.125).

Os dejo esta versión con partitura:

BIBLIOGRAFÍA

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