10/52 análisis -CANCIÓN ESPAÑOLA (I) -Pauline Viardot-García

En este número 10 del reto de 52 análisis musicales en 52 semanas, traigo una obra de la cantante y compositora Pauline Viardot; su Canción Española escrita en el año 1859.

Aunque Viardot nació y vivió fuera de España, su familia era española. Los aires y gestos armónicos que sonoramente se relacionan con este país se dejan ver en algunas obras de la compositora, y algo de ellos veremos en esta pieza.

Canción Española fue compilada por Juan Antonio de Zamácola sobre un texto popular que trata del sufrimiento por amor:

De unos hermosos ojos, preso y cautivo, 
humilde el yugo sufro de su capricho. 

¿Cómo quieres que tenga gusto sin verte? 
Cárcel de mi esperanza, juez de mi voluntad. 
Tus ojos son los reos, la causa es amor. 

La tortolilla triste de verse admira
cómo mi pecho tierno su canto imita. 

De unos hermosos ojos, preso y cautivo, 
humilde el yugo sufro de su capricho.

Dada la gran cantidad de elementos de interés que hay en la obra, hablaremos en este post del texto y de cómo se trabajan los materiales musicales para transmitirlo, dejando para una segunda entrada los elementos estructurales.

La pieza está dividida en cuatro secciones ABCA’, con un pequeño interludio pianístico entre B y C. Observamos pues su carácter circular, retornando a la sección inicial y a su tonalidad principal.

Ya en una primera escucha se percibe lo cambiante de los afectos y la rapidez con la que se producen estos cambios, lo cual no es para menos cuando el amor se debate entre el cautiverio y el enamoramiento irracional. El padecimiento amoroso se concreta en una imagen del amor como prisión, definido por palabras como «preso», «cautivo», «prisionero», «yugo», «cárcel», «juez» o «reo».

La música está totalmente al servicio del texto. Viardot utiliza los recursos musicales, como el lenguaje armónico y el registro y contorno melódicos, para definir el gran contenido dramático que encierran las palabras -asociando a las mismas determinadas armonías o giros a modo de simbolismos-, así como para representar los estados anímicos variables que el poema relata.

Todos los términos citados relacionados con la «cautividad», están construidos musicalmente sobre un acorde napolitano de do (reb, fa, lab), un segundo grado descendido que hace aparecer un re bemol que, no sólo nos conduce a un lugar afectivamente más oscuro sino que, unido al giro melódico de segunda descendente hacia el do, nos acerca al modo frigio y la cadencia española. Sumado a ello, nos encontramos con que la melodía que acompaña a estas palabras, proveniendo anteriormente de un registro medio-agudo, «cae» repentinamente en un registro grave, significando no sólo el encontrarse en un cautiverio profundo sino los sentimientos encontrados de feliz ensimismamiento amoroso que se precipitan a la oscuridad.

Observemos estos simbolismos en los compases 4 –preso y cautivo-, 22-23 y 27-28 –reos

Simbolismo PRESO Y CAUTIVO (c.4)
Simbolismo REOS (c.22-23/27-28)

Volviendo a los cambios anímicos entre ensalzamiento amoroso y sufrimiento de los que hablábamos, son estos una constante que, no sólo suceden en momentos puntuales, sino que construyen estructuralmente el poema. Encontramos así una alternancia contrastante -siguiendo a una frase o semifrase exaltada viene una de tormento- que Viardot representa ajustadamente en la música.

Comenzando por la primera frase (a), la semifrase aa «De unos hermosos ojos», se construye sobre un pedal de tónica, estable y sin sobresaltos, con un ritmo armónico lento y sin cambios (de blanca con puntillo).

En la segunda parte de la frase (ab) «preso y cautivo», el ritmo armónico se acelera (sucediéndose tres acordes en un compás) y se intensifica el cromatismo en las armonías (con el acorde napolitano que ya citamos y el giro frigio de segunda menor descendente en la voz y el acompañamiento).

Canción Española -FRASE a

Volvemos a la «calma», al pedal de tónica y el ritmo armónico lento, en el antecedente de la siguiente semifrase (a‘) «Humilde sufro el yugo», y de nuevo a las tensiones en el consecuente «de su capricho», con dos dominantes secundarias (c. 7-8) y de nuevo el intervalo descendente de segunda menor, ahora en la nota más grave del piano (sib-la).

Canción Española -FRASE a’

Finalizada la sección A, con los versos que inician la Sección B con la pregunta «¿Cómo quieres que tenga gusto sin verte?» (frase b), comienza Viardot a utilizar un recurso al cual volverá más adelante; se trata de usar la repetición como forma de reiteración e intensificación del mensaje.

Nos hemos ido a la tonalidad más optimista de mib M. La primera vez (c.10-13) que se canta la frase (b), la compositora usa de nuevo un pedal de tónica, sólo estable en apariencia, pues en esta ocasión hay una especie de «marejada interna»; mucho movimiento armónico en el piano junto con una escala descendente en la voz intermedia en la que, de nuevo, predomina el intervalo de segunda menor (frigio). Para suavizar estas segundas se montan los acordes superiores formando una serie de sextas paralelas descendentes.

Canción Española -FRASE b

En la repetición de la frase, b’, se gana intensidad (c.14-17), eliminando el pedal y usando una serie de séptimas sobre la misma escala descendente que encontrábamos en la frase b, esta vez trasladada a la voz más grave del piano. La reiteración termina con una cadencia sobre sol M, con un salto de quinta descendente tanto en la voz como en el piano, rematando con contundencia el sentido afectivo de la frase.

Canción Española -FRASE b’

Vuelve la tonalidad de do m con la palabra «cárcel»; dos frases musicales repetidas (c. 18-19) «cárcel de mi esperanza» (c) y (c. 20-21) «juez de mi voluntad» (c’) en las que se aligera el tono intenso del que veníamos, a través de recursos como el uso de grados conjuntos y un registro medio en la melodía y la tónica «mayorizada».

Canción Española -FRASES c-c’

La aparente calma es transitoria, pues en el compás 22, se retoma la vehemencia con la frase «Tus ojos son los reos la causa es amor» (d-d’), usando Viardot nuevamente el recurso de la repetición para imprimir dramatismo y contundencia. Volvemos a las tensiones y los cromatismos con la reaparición del acorde napolitano y una inclinación en la armonía hacia el cuarto grado de la tonalidad. A este respecto, anotamos que podríamos analizar este pasaje refiriéndonos a la tonalidad de fa menor, aunque al no existir una cadencia clara sobre fa y encontrar la cadencia final conclusiva (c. 30) en do, hemos decidido usar esta última tonalidad para nombrar y numerar los acordes (se señala en la partitura «entorno fa m»).

Estas dos frases d-d’ constituyen el clímax de la obra. Un clímax que se construye direccionando la frase descendentemente hacia la nota más grave de la pieza, un sib2, y sobre las palabras «la causa es amor» (como respuesta a la pregunta ficticia «¿cuál es la causa?»), que son pronunciadas sobre tres segundas menores descendentes desde reb (de nuevo la referencia frigia).

La frase d queda en suspenso para repetirse el descenso (d’) comenzando en una nota una tercera más aguda, sol4, para terminar sobre un do3. La cadencia se remata con la reiteración de la expresión «la causa», que se intensifica con un calderón para concluir en una cadencia auténtica con la tónica mayorizada, la cual dará comienzo a una nueva sección en do mayor.

Canción Española -FRASES d-d’

Después de esta intensidad y contundencia, ciertamente la obra podría terminar aquí. Sin embargo, continúa con unos versos ligeros que se apartan totalmente del discurso anterior: «La tortolilla triste de verse admira cómo mi pecho tierno su canto imita» (sección C). Además de conectar con el origen popular del texto, hay una doble significación de la palabra «tortolilla» que se define además de como un ave, como un hombre enamorado.

Este aire «despreocupado» -un nuevo contraste con todo el dramatismo anterior-, es apoyado por la «simplicidad» de los elementos musicales: tonalidad de do mayor, ritmo armónico lento, armonías sin tensiones, diatonismo y melodías circulares por grados conjuntos de cierto aire «pastoral» que no sobrepasan el ámbito de la tercera. Todo descansa con tranquilidad sobre un pedal de tónica que ha sido introducido en el interludio pianístico precedente (c.31).

Canción Española -INTERLUDIO PIANO y frase x.

Después de estos versos, se vuelve a la sección A y Viardot retoma el mecanismo de la repetición para ir avanzando hacia el carácter más intenso del inicio de la obra.

En primer lugar y todavía dentro de la sección C, utiliza una melodía que ya habíamos escuchado (sección B frase c), repitiéndola y variándola (c. 39-40, 41-42, 43-44) sobre el texto «cómo mi pecho tierno su canto imita». En segundo lugar va acercándose a la tonalidad principal usando el segundo grado menor (intercambio modal) (c. 46-47) sobre el que adorna melódicamente la palabra «imita» simbolizando el canto imitado del pájaro, para reafirmar la frase con un nuevo adorno sobre una cadencia auténtica repitiendo la expresión «su canto imita».

Canción Española -FINAL SECCIÓN C.

Después de esta adornada extensión cadencial, entramos en la última sección A’ para repetir literalmente la sección A. Aquí, la compositora introduce como opcional una virtuosa cadencia vocal adornada, para terminar contundentemente con una cadencia auténtica perfecta.

Canción Española -SECCIÓN A’ Cadencia Final.

Por todo lo que hemos observado, es esta una obra de absoluta coherencia y unidad entre los elementos, más si sumamos un último aspecto, el de la direccionalidad melódica. Las frases de carácter más calmado o ligero (b, c, y x) se construyen sobre melodías circulares, mientras que las de mayor fervor (a y d) siguen una dirección descendente más o menos cromática y, como hemos señalado, finalizan con el intervalo que caracteriza al modo frigio.

Muy llamativo es también el uso del ritmo armónico que da impulso o frena los afectos derivados de la melodía.

Sugerencia de escucha

Esta pieza ha sido recientemente grabada en el trabajo discográfico The Unknown Pauline Viardot – en el que participan la pianista Isabel Dobarro y las cantantes Anna Tonna (mezzosoprano) y Corina Feldkamp (soprano)-, y podéis escucharla en este enlace.

Agradezco a la musicóloga Patricia Kleinmann, haberme dado acceso a esta partitura, uno de los objetos de su trabajo musicológico y sobre el cual se edifica y vertebra el proyecto de la citada grabación.

9/52 análisis – POEMAS SOBRE LORCA -Paisaje- A. Vázquez Silva

Vamos con el número 9 del reto de 52 análisis musicales durante 52 semanas del año 2022.

Aprovecho que en este mes de marzo se focalizan muchas actividades musicales en torno a la mujer para hacer lo propio analizando una obra de una compositora, aunque esto será algo integrado y habitual en este blog.

Aunque no es algo común que los propios compositores analicemos nuestras obras, en esta ocasión me he decidido a hacerlo por varias razones. Quería presentar un lenguaje contemporáneo para poder ver un tipo de materiales y formas de construir que difieren a lo que he mostrado hasta ahora y hablar de Eclecticismo, cualidad en la que se enmarcan muchas de las estéticas del siglo XXI, incluyendo la mía propia.

Poemas sobre Lorca es un tríptico de «poemas instrumentales» para violín y piano basado en una selección de tres de los poemas que forman parte de los Poemas de la Seguiriya de Federico García Lorca: Paisaje, La guitarra y Silencio.

Mostraré en esta entrada la primera de las piezas, Paisaje, que tiene como referencia el primer poema de esta colección y título homónimo al mismo.

Paisaje (Poemas de la Seguiriya) TEXTO

Aunque el texto no aparece en la pieza como tal es, además del germen para la obtención del material sonoro -como explicaremos a continuación-, fuente de ideas extramusicales que se muestran en la música a modo de simbolismos –ilustrando expresiones como «… se desvanece, se abre y se cierra, como un abanico…»-, y que sirven de inspiración para su componente narrativo.

A continuación se muestra el motivo que representa a este movimiento que citamos del abrir y cerrar del abanico, etiquetado como M3 y que encontraremos en varias ocasiones a lo largo de la pieza (c. 7, 21, 23, 46, 47, 54 y 55):

Motivo M3 SIMBOLISMO ABANICO (c.46-47)
Motivo M3 SIMBOLISMO ABANICO (c. 54-55)

El material sonoro que se utilizará en la obra se ha extraido del poema de Lorca utilizando una técnica cuyo resultado podemos relacionar con los «criptogramas», en cuanto a sucesión de notas que encierra un mensaje en forma de texto.

A cada sonido de la escala cromática se le ha asignado una de las letras que conforman el alfabeto, obteniendo nuestra clave o «código». A continuación, se han sustraído de este código los sonidos que corresponden a cada una de las letras del poema, recabando una sucesión de 255 sonidos, tantos como letras tiene el texto.

A partir de este material se construyen varios elementos rítmico-melódicos, motivos con diferentes funciones que se combinarán y desarrollarán para configurar el discurso musical:

1.- Ritmo negra, negra con puntillo-corchea, negra (M1)

Está presente a lo largo de la pieza siendo uno de sus motores rítmicos (el que empuja el ritmo hacia adelante) y aparece por primera vez en el piano en el compás 2.

2.- Ritmo dos semicorcheas-negra/corchea (M2)

Es otro de los motores rítmicos y además el motivo principal desde el punto de vista melódico, usándose transformado en distintos intervalos y métricas a lo largo de toda la pieza.

Su primera aparición se produce en el compás 3 como remate de la cadencia de la primera frase.

Paisaje -MOTIVOS M1 y M2

3.- Seisillo de fusas descendente-ascendente (M3)

Es un elemento utilizado en varias ocasiones con carácter cadencial, como cierre de frase y como ya se ha señalado anteriormente al hablar de los simbolismos, ilustra la frase «… se abre y se cierra como un abanico».

Aparece por primera vez en el piano en el compás 7, donde es acompañado en la ilustración simbólica por el glissando descendente en el violín.

Motivo M3 SIMBOLISMO ABANICO (c. 7)

4.- Glissando (M4)

Elemento colorista que aporta tensión e ilustra la lucha de la naturaleza.

Paisaje -MOTIVO M4

5.- Simbolismo (M5)

Trémolo en la cuerda (c. 31). Simboliza el texto: «…tiembla junco y penumbra».

Paisaje -MOTIVO M5

6.- Simbolismo (M6)

Quintillo de fusas ascendente. Simboliza el texto: «… a la orilla del río».

Paisaje -MOTIVO M6

Pasando a hablar de la estructura de la pieza, esta se configura muy condicionada por el material melódico-rítmico, en base a la combinación de todos estos gestos y sus impulsos. La organización en frases, semifrases, cadencias e incisos está muy ligada al empuje rítmico de este material.

Paisaje -ESTRUCTURA

Enmarcados al inicio y al final por una introducción y coda, la pieza consta de tres episodios -irregulares en cuanto a duración y definidos por el trabajo sobre los motivos M1 y M2- y una sección central contrastante, (c.31-37) donde se desarrolla el material llamado “simbolismo” como ilustración del paisaje y con una clara intención descriptivo-narrativa.

La Introducción, de carácter poético y declamativo, cuenta con dos frases en las que se presentan las dos fórmulas cadenciales más usadas: en el compás 4 sobre el motivo M2 (que encontraremos con variaciones en los c. 29-30, 37 y 57) y en el compás 7 sobre el motivo M3 (que volveremos a encontrar en los c. 46-47).

El Episodio 1, de diecisiete compases de duración, tiene un carácter enérgico y desarrolla los motivos M1 y M2 usando una textura eminentemente contrapuntística y en algún punto homofónica, llegando a un claro clímax en el compás 24.

En el Episodio 2, de tan sólo cuatro compases de duración se continúan desarrollando estos motivos (M1 y M2), esta vez con un carácter amable y juguetón, previendo de alguna forma la Sección Central más onírica y lírica que vendrá a continuación, con un material (M5 y M6) que sólo encontraremos en esta parte y que marcará el contraste con el resto de la pieza.

El Episodio 3, de diecinueve compases, es el más extenso de todos, y se podría dividir en dos partes cuya separación central estaría marcada por la cadencia que tiene lugar en los compases 46-47, sobre el motivo M3.

Los motivos M1 y M2 se conducen durante los primeros siete compases (38-45) usando una textura de melodía acompañada, impregnados esta vez de una sensación de esperanza.

Después de una cadencia sobre el motivo M3, se recupera (c.48) el carácter enérgico del episodio 1, incidiendo durante cinco compases (48-53) sobre el motivo M1 hasta alcanzar, después de una sucesión en descenso sobre el motivo M2 (en octavas en ambos instrumentos), la cadencia más suspensiva de toda la obra (c.57), que llevará posteriormente a la resolución de todo el discurso realizado hasta ese punto.

Aunque no se puede calificar a esta parte del episodio (desde el c.48) estrictamente como una «reexposición», sí que hay una intención de elaborar un recuerdo de aquel episodio 1, dotando a la obra de una sensación circular.

Finalmente, se construye una Coda de seis compases (60-66) para terminar la pieza de forma contundente y conclusiva.

La armonía es consecuencia del contenido de la melodía y los agregados sonoros se van construyendo muy ligados a la misma. No hay funcionalidad tonal, aunque en algunos puntos se transita alrededor de algún centro tonal concreto, sin permanecer en el mismo.

Las cadencias se edifican en su mayoría sobre los motivos M2 y M3 proporcionando coherencia y unidad a la pieza, como si se descansara sobre lugares conocidos gracias al recuerdo de estos motivos melódicos y su impulso rítmico, dando una sensación de «recurrencia» o vuelta a un lugar transitado previamente.

En cuanto a lo Ecléctico me remito a la definición que realiza del término el diccionario Oxford: «que trata de reunir, procurando conciliarlos, valores, ideas, tendencias, etc., de sistemas diversos».

Efectivamente, encontramos en esta pieza distintas «maneras de hacer» que podrían encajarse en sistemas variados, desde la obtención del material sonoro más ligado a procedimientos «aleatorios» del siglo XX, a la organización formal más «clásica», el uso de triadas en algunas ocasiones o relaciones en la armonía que nos pueden llevar a épocas románticas, etc.

En resumen, Eclecticismo, uso de todos los recursos al alcance de nuestra mano, sin atarse a ningún condicionante ni estética determinada, cualidad que podemos atribuir a la mayor parte de la música del siglo XXI.

3/52 análisis – SONATA WÜRTTEMBERG nº1 C.P.E. Bach

¡Y vamos a por el análisis de la semana 3 de 52!

Mucho se habla de autores representantes de una época concreta, categorizada por la musicología según unos determinados parámetros –p. ej.: autor clásico, representante del romanticismo, etc.- y poco de los autores de transición.

Considero a estos que realizan “el tránsito”, tanto o más importantes que los anteriores, pues son quienes se salen de las reglas y cánones de una época incluyendo elementos que nos conducen a otra; arriesgándose a “innovar”.

Como podremos constatar en el análisis de la semana, uno de esos autores que creo se merece un lugar entre los grandes, y al que quiero honrar, es Carl Philipp Emanuel Bach (1714-1788). Ya fue alabado por sus coetáneos, que lo apodaron “el gran Bach” y sus obras influyeron en las de Haydn, Mozart y Beethoven, teniendo su Ensayo sobre la verdadera manera de tocar el teclado un gran impacto en los mismos (Mozart hablaría de C.P. como el “padre” de todos ellos).

«Un músico no puede emocionar a los demás si no se emociona él mismo»

Carl Philipp Emanuel Bach

Tengamos en cuenta el contexto histórico en el que se sitúa el autor y lo que influyen ciertos aspectos sociales y científicos en la concepción y creación de la música desde el Barroco reciente hasta el Clasicismo, que estaba por llegar. Es un momento de encrucijadas sociales y culturales, en el que se estaba gestando la sociedad moderna: época de la Ilustración; el hombre ya no mira hacia Dios, sino que se vuelve hacia sí mismo, produciéndose una inmersión de cada persona en su propio mundo afectivo.

Nace un nuevo punto de vista de la psicología humana. En el siglo XVII, Descartes y otros hablaban de la perdurabilidad de las emociones, lo cual conduce a la música del Barroco a transmitir un solo estado anímico en cada movimiento o, como mucho, contrastar estados conflictivos en secciones compactas (como el ritornello y episodios de un movimiento de concierto). Ya en el siglo XVIII, los estudios revelan que los sentimientos están fluyendo constantemente, impulsados por asociaciones que producen estados impredecibles. Por tanto, las emociones no son compartimentos estancos sino que están en cambio constante, en ocasiones, por la influencia de las propias experiencias y pensamientos.

Los compositores comienzan a incluir estados contrastantes en las distintas partes de un movimiento o de un propio tema. Este aspecto del “contraste”, conducirá progresivamente al establecimiento de la forma sonata, tan relevante en la Historia de la Música. La nueva música proporciona más posibilidades de contraste al tener frases breves y recurrir a las diferencias de material para articular la forma. 

En este contexto, afirma Carl Philipp que la composición es la psique del compositor puesta en la música. Consideraba que el compositor debía emocionarse con aquello que espera que el oyente sienta, de forma que esta sensibilidad se traspase a la música e influya al público en la misma dirección emocional (de alguna forma preanuncia la concepción musical romántica alemana). Se le considera representante del Estilo Sentimental o Empfindsamer Stil, un fenómeno estético que defendía una música que pudiera llegar al alma y mover los afectos.

Puesto que tuvo una gran producción en música de tecla, analizaremos su Sonata Württemberg nº1, una pieza compuesta en un momento (1742-44) en el que, cerca de la treintena, Carl Philipp reside en Berlín en la corte de Federico II (en la que se vivía una intensa actividad musical) y que forma parte de la serie Sonatas Wurttemburguesas, dedicadas al duque de Württemberg. 

Veremos en ella un lenguaje directo, natural, sencillo y entendible, e inmediato en la respuesta emocional, dando como resultado una música pasional. 

La pieza sigue el esquema binario AB (con repeticiones AABB).

Sonata Wüttemberg nº1 -FORMA

La Sección I (A) consta de dos subsecciones, A y B. Se abre la Subsección A con una Frase A –de carácter amable- sobre un acorde de la menor desplegado. Esta Frase A, se extenderá de los compases 1 a 3 con dos subfrases. La primera, a, contiene un primer motivo de fusas en sentido melódico descendente que concluye con un intervalo ascendente de sexta menor, hacia dos corcheas que parecen quedar suspendidas a modo de pregunta. La subfrase b comienza en anacrusa con un grupo de 4 fusas en sentido ascendente (compensando la direccionalidad descendente de a, y como respuesta), motivo que servirá para todo el desarrollo de la pieza y será su impulso motor (motor 1), finalizando esta subfrase en un grupo de notas que quedan de nuevo suspendidas. Habrá una repetición b’, que nos conducirá a la primera cadencia perfecta sobre la m, tonalidad de la obra.

Sonata Württemberg nº 1 -FRASE A

La Frase B comienza en el cuarto compás en anacrusa sobre el relativo do M, introduciendo un motivo rítmico-armónico que será otro de los más usados, de carácter contundente (señalado como motivo motor 2). El inciso se repite dos veces y termina la semifrase con un tresillo de semicorcheas, repitiéndose a modo de progresión en re m -una segunda ascendente-, llegando hasta la mitad del compás 5.

Los motivos presentados hasta aquí serán los que Carl Philipp utilice para el desarrollo de toda la obra, con lo que podíamos decir que, desde la primera mitad del compás 5, todo responde a la pericia técnica del compositor para realizar un buen desarrollo.

Sonata Württemberg nº1 -FRASE B

En la segunda mitad del compás cinco, comienza una secuencia modulante -con dos repeticiones- como puente entre las dos subsecciones, que concluye en el compás nueve con una cadencia perfecta sobre mi m. 

Sonata Württemberg nº1 -SECUENCIA 1

La Subsección B abre en la segunda mitad del compás nueve de nuevo con la Frase A, ahora en mi m.

Sonata Württemberg nº1 -INICIO SUBSECCIÓN B

En los primeros dos compases (10-11) se superponen los motivos motor 1 y 2 contrapuntísticamente. A partir de la segunda mitad del compás doce comienza una secuencia (S2) que, utilizando el motivo motor 2, nos lleva hasta una cadencia perfecta sobre mi m en el compás catorce. Esta secuencia se repite, transportada una octava descendente (c.14-16), para terminar en otra cadencia perfecta (c.16).

Seguidamente un pequeño pasaje -que alterna el IV y VII de mi m- nos llevará a uno de los puntos climácicos de la obra (c.17): un calderón sobre un acorde de séptima disminuida que aporta una gran expresividad.

Después de esta «interrupción», Carl Philipp repetirá de nuevo la secuencia S2 (c.18-20), como retomando un camino anterior que quedó momentáneamente suspendido por un profundo suspiro, para finalizar con una cadencia perfecta sobre mi m (c.20).

Sonata Württemberg nº1 -SUBSECCIÓN B

Esta secuencia a la que hemos llamado S2, tiene un carácter cadencial y se utilizará en muchas ocasiones a lo largo de la obra (c. 12-14, 14-16, 18-20, 35-36, 37-38, 48-49, 50-51 y 54-55).

Una doble barra en el compás veinte indica la repetición completa de la sección I.

La Sección II (B), se abre con la Frase A directamente en do M y repite prácticamente toda la subsección A transportada a esta tonalidad, continuando con diez compases de diferentes progresiones modulantes a través del círculo de quintas. A continuación, presenta toda la subsección B, esta vez transportada al tono principal la m.

Conclusiones

Carl Philipp dibuja en esta obra un discurso no lineal, lleno de interrupciones, sorpresas, desviaciones, suspensiones y cambios imprevistos, como las dos cadencias sobre el séptimo grado con el calderón (c. 17 y 53) o los silencios expectantes, que mueven las emociones, reflejando un mundo de afectos cambiantes.  

En la combinación de motivos todavía conserva tintes barrocos por la forma en que los superpone, las progresiones con los juegos imitativos entre las distintas voces, la irregularidad de las frases, la falta de simetría y la sensación de falta de cadencias y discurso continuo en algunas partes de la obra. Por otro lado, aunque no se aprecian la regularidad y la simetría características de los temas de la sonata clásica, se acerca a ese lenguaje construyendo la música por motivos que se van sumando hasta conseguir la totalidad de la frase.

Elementos como el arpegio inicial, los grupos de fusas, los tresillos de semicorcheas, las articulaciones contrastantes o los puntillos proporcionan gran fluidez, empuje rítmico y expresividad a la música. La figuración es usada de una manera muy sintáctica, como si cada grupo de notas fueran palabras de una frase. La música no se ajusta al “caer” del compás, empezando cada inciso con un silencio que la va empujando hacia delante y perdiendo la sensación de las partes fuertes y débiles del mismo.

No hay un establecimiento de la tonalidad contundente, que se desdibuja con el profuso uso de secuencias modulantes y con la presencia de sólo dos cadencias perfectas sobre la tonalidad principal, la menor: una muy cerca del inicio de la pieza (compás 3) y otra al finalizar.  

Aunque la sonata es monotemática, incluye un rasgo de contraste en el que se ven indicios del juego bitemático de la sonata clásica. Se aprecian dos motivos contrastantes que son presentados ya al inicio -amable en la m (motor 1), contundente en do M (motor 2)- y que se usan en distintas combinaciones a lo largo de la obra, uniéndose en una sola idea a medida que avanza la música. 

Como ha sucedido a muchos innovadores a lo largo de la Historia, la música de Carl Philipp no fue comprendida por todas las personas que le rodearon. Así, parece ser que Federico II no apreciaba en demasía sus composiciones, pues se inclinaba por el estilo afrancesado refinado, de belleza frívola, sin emotividad ni fuerza. La música cada vez más progresista de Carl Philipp le fue desbordando, por lo que le relega hacia la tarea de ser poco más que el cembalista acompañante de la música de palacio.

El último periodo de la vida de Carl Philipp Emanuel Bach transcurre en Hamburgo donde, desde 1767, desarrolla importantes cargos al servicio del Senado de la ciudad: coordinador de la actividad musical, compositor para misas y oficios y profesor y teórico; siendo muy reconocido en su valía.

Como recomendación de escucha dejo una versión de Glen Gloud:

1/52 análisis – ERLKÖNIG (I) – F. Schubert

He escogido esta pieza para comenzar este reto de 52 semanas porque me parece una obra extraordinaria en cuanto a su organización y al uso que en ella se hace de los recursos y procedimientos de composición para transmitir un relato. Puesto que tiene mucho contenido que tratar, dividiré la información en dos entradas, tratando en esta primera los recursos relacionados con el simbolismo musical, pues Schubert crea, a través del acompañamiento pianístico, los registros melódicos y las regiones armónicas, un universo determinado para cada personaje.

Der Erlkönig D 328 es el opus 1 de Schubert, obra compuesta en 1815 -cuando el autor tenía 18 años- sobre un texto de Goethe de ocho estrofas (en el esquema formal de más abajo encontrarás el texto con su traducción).

La pieza comienza con una introducción de piano de quince compases que crea una atmósfera de partida para el oyente -prisa, aceleración y desesperación-, introduciéndonos inmediatamente en la historia: un padre cabalga hacia casa con su hijo enfermo en brazos al acecho del Rey de los Elfos (en traducción estricta «Rey de los Alisos») que intenta, con palabras sugestivas, convencer al niño para que se vaya con él (no llegamos a saber si esto es real o son delirios, mezclándose el componente mitológico-mágico con la realidad, recurso usual de la música alemana de esa época). 

Aparecen por tanto en el texto tres personajes -el padre, el hijo y el Rey de los Elfos- a los que se suma un narrador -que abre y cierra el relato- y el caballo (cuya presencia se deja sentir a través de la música).

Fijémonos en los recursos que utiliza Schubert en el piano para introducir varios de los elementos simbólicos con los que ilustra la narración. Por un lado, tenemos los elementos que acompañan las «escenas» del padre y el hijo, comenzando en el compás 1 con el ritmo que emula el galope del caballo de tresillos de corcheas en octavas y en el compás 2 con la melodía ascendente-descendente de tresillos de corchea y negras que ejecuta la mano izquierda asemejando el vaivén del viento y transmitiendo un cierto nerviosismo y suspense (tempestad).

Simbolismos galope y tempestad Erlkönig

Por otro lado, representando al Rey Elfo, en su primera intervención (c. 58) nos encontramos con un ritmo de tresillos de corchea en alternancia bajo-acordes, acercándose a una especie de rápido vals que aligera el peso de los tresillos de octavas. La segunda intervención, en el compás 87, se acompaña con unos sugestivos arpegios asecendentes-descendentes. Estos dos recursos parecen reflejar el carácter bondadoso con el que el personaje quiere presentarse. Ya en su tercera y última intervención (c. 117), el rey se quita esta máscara, amenazando al niño con violencia, gesto que se acompaña con unos insistentes acordes en la mano derecha del piano y pesadas octavas en la izquierda.

Simbolismo Rey Elfo c.58
Simbolismo Rey Elfo c.87
Simbolismo Rey Elfo c.117

Los recursos melódicos se suman a estas caracterizaciones. Al padre se le asigna un registro más grave, -entre do3 y do4-, mientras que el hijo se mueve entre el sol3 y el mi4, siendo este el único personaje que repite melodía (estrofas IV, VI y VII), lo cual funciona como medio estructural y dramático, pues Schubert transporta una segunda ascendente cada una de sus apariciones (llegando al solb4), lo que va aportando tensión y celeridad al discurso musical en concordancia con la narrativa que conduce al temido desenlace.

Melodía 1 Hijo (desde re)
Melodía 2 Hijo (desde mi)
Melodía 3 Hijo (desde fa)

Las regiones armónicas refuerzan aún más la encarnación de los personajes, sirviendo a su vez como recurso estructural.

La obra está en la tonalidad de sol menor, reservada para el narrador en las estrofas de introducción y cierre (I y VIII). En las conversaciones padre-hijo, se usan tonalidades vecinas y/o relativas (quizá aludiendo al parentesco), la tonalidad de do m (niño), su cuarto grado mayor, fa M y su dominante sol M, en las dos primeras intervenciones (estrofas II y IV) y las de mi M y do# m en la última (estrofa VI).

En cuanto a las intervenciones del Rey Elfo, las regiones armónicas se adaptan también al relato: la primera (estrofa III) está enteramente en sib M, con progresiones de acordes suaves, enlazando con la actitud “zalamera” del personaje; la segunda intervención (estrofa V) parece adoptar los atributos infantiles -hablando de unas supuestas hijas arrulladoras- mimetizándose en la tonalidad de do M (recordemos que do m era la del niño); en la tercera y última (el Rey Elfo se desenmascara), introduce Schubert la tonalidad de mib M, que no había aparecido en toda la obra, acompañada de tensas progresiones armónicas.

La última intervención del niño (cuatro últimos versos de la estrofa VII) ya no obtiene respuesta de su padre, coloreada en sib M, relativo de la tonalidad principal sol m, anticipa la vuelta de esta en la última estrofa (VIII), con la intervención del narrador que relata el desenlace de la historia.

Dejaremos la explicación de este desenlace para el post de la próxima semana, en el que profundizaremos en toda la información relativa a la armonía y la forma. De momento, el esquema adjunto nos irá haciendo conscientes de la macroestructura de la obra.

Como trabajo auditivo, os sugiero utilizar esta versión de Jessye Norman para buscar los elementos explicados. Aunque la puesta en escena pueda resultar kitsch, la forma en la que la cantante adapta su voz a cada uno de los personajes y los interpreta, transmite un gran conocimiento de la obra.