14/52 análisis – SONATA KV. 330 Nº10 – Wolfgang Amadeus Mozart

La Sonata KV.330 nº10 en do M -encuadrada dentro de la serie de Sonatas de París por estar compuestas en sendos viajes a esta ciudad-, fue escrita por Mozart en julio de 1778, poco después de la muerte de su madre.

Estructuralmente sigue la forma clásica ternaria A-B-A’ de Exposición, Desarrollo y Reexposición. Aunque la exposición no termina con una doble barra -mientras que desarrollo y reexposición si lo hacen (quedando la estructura A-BA’BA’)-, su larga duración compensa la longitud con el resto de la pieza.

SONATA KV 330-Mozart -ESTRUCTURA

La exposición comienza con el Tema A, que se configura como frase satz, con dos subfrases a y b, articulándose la subfrase a sobre un pedal de tónica. Se trata de un tema de carácter melódico, legato y dirección descendente.

La armonía es prácticamente de tónica durante todo el pedal, a excepción de un floreo en la melodía compuesta que va haciendo el acompañamiento, y que anuncia el IV, primera armonía que aparecerá después de este largo pedal inicial de seis compases.

La textura es de melodía acompañada con acordes desplegados tipo bajo Alberti, que ayudan a animar el ritmo armónico lento y hacen sobresalir la armonía. 

SONATA KV 330 Mozart -TEMA A/a

La subfrase b proporciona un cambio de rumbo, apareciendo el imprescindible contraste del Clasicismo. Ahora la dirección melódica es ascendente, la articulación es atacada y las figuras son semicorcheas, proporcionando el impulso necesario para llegar a la cadencia. La frase se repite (b’) con una ligera variación y, de nuevo, confrontación: fusas, articuladas de forma ligada y con otro contraste en el final de frase de semicorcheas descendentes articuladas por pares.

SONATA KV 330 Mozart -TEMA A/b

El Tema B comienza en el compás 19, con la I de sol M (tono de la dominante). En coherencia con el esquema tonal que se viene siguiendo, el siguiente acorde en aparecer es el IV. El contraste con el Tema A es claro, empezando porque se construye una frase tipo periodo (alternancia de dos ideas) con dos semifrases c y d. La direccionalidad melódica es tipo climática, con muchos cambios en los ataques, que se llegan a producir en la frase c cada corchea.

Después de un primer B, aparecen otros dos subtemas B1 y B2 unidos por una transición, continuando con las mismas características de simetría, contraste y variación.

SONATA KV 330 Mozart -TEMA B

El desarrolloSección II (B)- se realiza con varias secuencias modulantes, aunque sin permanecer en otras tonalidades, siempre en torno a sol M. En la primera secuencia (c.59-63) Mozart mantiene el pensamiento de alternancia entre dos acordes, incidiendo en el acorde de séptima disminuida. Para la segunda secuencia (c.68-78) utiliza mayormente el acorde de séptima de dominante, terminando en el compás 78 sobre un acorde de séptima disminuida sobre el VII de sol M. De esta forma crea un desarrollo muy cromático y con tensiones, en contraste (nuevamente) con la diatónica exposición.

Temáticamente, recupera aquí material de los temas subsidiarios -B1, B2-, reservando el uso de los temas principales -A y B- para la reexposición.

SONATA KV 330 Mozart -SECCIÓN B

La reexposición tiene lugar en el compás 88, repitiendo todo el Tema A sin variación, en do M. A la hora de entrar en el tema B, Mozart lo inicia de la misma manera que en la exposición (c. 106-108), como si fuera sol M, aunque enseguida se pasa a do M (c.109). Estos tres compases entre sol M y do M son usados como una especie de transición (se han cifrado en do M). Debido a la semicadencia que se produce en el compás 105, el cambio a do M resulta así menos abrupto .

SONATA KV 330 Mozart -REEXPOSICIÓN

Finalmente Mozart introduce una Coda y, para afirmarse en su sentido de la coherencia, resume -de manera magistral- en estos últimos seis compases el pensamiento de la sonata: el diseño melódico que utiliza es el que inicia el desarrollo (c.59-63), muestra todas las tonalidades usadas en el mismo -la m, fa M y re M- y remata con una alternancia insistente entre la I y el IV grado de do, primero mayor y finalmente en menor (cifrado b3 traído del modo menor).

SONATA KV 330 Mozart -CODA

Podríamos decir que esta sonata es casi un homenaje al cuarto grado de la tonalidad. Mozart «avisa» desde el compás uno de que el IV será protagonista. Lo vemos en el acompañamiento que se realiza sobre el pedal de I, cuando la única nota que está fuera del acorde de I es el fa (4ªgrado). Después de este largo pedal sobre el acorde de I, el primer grado de la escala que aparece es el IV y todo el tema A se remata con una cadencia plagal. Cambiamos al tema B y continuamos con el homenaje, pues el segundo acorde que aparece es el IV de sol M (do) y B1 y B2 se construyen alternando la tónica y el cuarto grado. Para finalizar, como afirmándose en su decisión, escribe la coda con esa insistente alternancia IV-I.

La pieza es una lección de unidad, variedad y coherencia de material y estructura; las frases de todos los temas, incluidos los conclusivos, se repiten dos veces, introduciendo en estas repeticiones siempre una variación.

Las ideas musicales están articuladas en frases con correspondencias motívicas y la división de la línea melódica se ve apoyada por la armonía en una clara complementariedad y simetría constructiva. La jerarquía del material musical lo hace reconocible como gesto inicial, intermedio o final, consiguiendo así su coherencia y ayudando al oyente a saber dónde está dentro de todo el recorrido musical.

Todos los elementos de esta sonata -métrica, tratamiento motívico y tratamiento armónico- actúan conjuntamente, configurando la «unidad cerrada sustentada en sí misma» que presenta el período clásico (Kühn, 1987, p.70).

Como sugerencia de escucha recomiendo la interpretación de Krystian Zimerman pues considero que es un fiel reflejo de la partitura. Observamos en esta versión algo que tiene más lógica en cuanto a las dobles barras. Zimerman repite la exposición y no la segunda y tercer parte, uniendo de forma muy sutil el final del Allegro con el segundo tiempo de la sonata, sin interrupción.

7/52 análisis – SONATA K.159 «La Caza» Domenico Scarlatti

Continuamos este reto de 52 análisis musicales en 52 semanas y toca el número 7!!!

Esta vez traigo la Sonata K. 159 «La Caza» en do mayor de Domenico Scarlatti. Se trata de un autor que, aunque de origen italiano, vivió y trabajó durante mucho tiempo en España donde compuso cerca de 555 sonatas!! Prueba de la influencia del folclore español son el uso del modo frigio y las técnicas que imitan a la guitarra en alguna de sus obras.

La falta de manuscritos autógrafos del autor, ha dado lugar a diferentes catalogaciones de sus sonatas, siendo la más usada la de Kirpatrick que sitúa la fuente de esta sonata en el volumen I de Venecia de 1752. En cuanto al momento de su escritura, se considera dentro del grupo que compuso en sus años en Portugal y primeros en España, alrededor de 1740.

La Sonata K.159, como todas las de Scarlatti, consta de un solo movimiento. El ritmo 6/8 y el inicio en anacrusa puede sugerir una giga o una siciliana.

Aunque en la sonata típicamente scarlattiana no hay sentido de recapitulación – cumpliendo el esquema bipartito-, no es el caso de nuestro ejemplo, que incluye una reexposición, lo que la convierte en una forma sonata embrionaria, tripartita con tres secciones A-B-A’ en la tonalidad de do M, aunque con repeticiones AABA’BA’, que evidencian el pensamiento bipartito con interés de mostrar el elemento tripartito.

Sonata «La Caza» Scarlatti -ESTRUCTURA

La Sección A presenta el tema a, muy pegadizo, a modo de pregunta (termina en la dominante) y la respuesta b, con la peculiaridad de que esta no concluye en la tónica (como se esperaría en la sonata clásica) sino que se transforma en una progresión hacia sol M. La frase termina en el compás trece con una cadencia imperfecta sobre sol mayor para proseguir con una extensión cadencial insistiendo en la tónica y la dominante, y finalizar la primera sección con una cadencia perfecta sobre sol mayor en el compás 24.

Sonata «La Caza» -SECCIÓN A

La Sección B comienza con un cambio de modo al homónimo do m, recuperando parte de la respuesta para convertirla en una secuencia modulante hacia fa m, a la que se suma una segunda secuencia modulante que se mueve por el círculo de quintas hasta volver a do m de nuevo, acelerándose aquí el ritmo armónico. Esta sección termina con una cadencia sobre la dominante de do m, que es compartida con do M como acorde pivote para regresar a la tonalidad principal.

Sonata «La Caza» SECCIÓN B
Sonata «La Caza» SECCIÓN B (II)

La Sección A’ está construida enteramente sobre do M. Es casi idéntica a la A excepto por algunos detalles, y finaliza con esa extensión cadencial que veíamos en la primera parte insistiendo en la alternancia dominante-tónica para terminar en la única cadencia perfecta que hay en la obra sobre do M.

Sonata «La Caza» SECCIÓN A’

Esta es una pieza precursora de la sonata clásica en muchos aspectos -estructura ternaria, exposición en el tono prinicipal, modulación al tono de la dominante, desarrollo modulante y reexposición en el tono de la tónica, frases estructuradas, sintaxis simétrica- menos en que es monotemática y se construye en algunas partes a la manera barroca.

El tema es muy fresco y sencillo de escuchar apuntando a la melodía acompañada típica clásica más que a los recursos contrapuntísticos barrocos. Los cambios de modalidad provocan cambios de emociones y sucesión de eventos dramáticos, otro rasgo que se opone a la estética barroca de sentimientos perdurables y únicos y que anticipa el Clasicismo vienés.

En cuanto a la estructura de las frases es, bastante regular, aunque conserva en algunas partes la estructura irregular y las cadencias infrecuentes, tanto es así que la cadencia conclusiva en la tonalidad principal de do M -como sucede en la música barroca- se reserva para el final.

El ritmo armónico es rápido con, generalmente, dos cambios por compás, y el recurso constructivo principal sigue siendo la secuencia -modulante o no-, características que la hacen conservar una sonoridad todavía cercana al Barroco.

5/52 análisis – SONATA N20 HOB.XVI/23 (Fa M) (1773) Franz Joseph Haydn

Quinta entrada del RETO 52 análisis musicales en 52 semanas del año 2022!!

Esta vez traigo una sonata del llamado «padre del Clasicismo», Franz Joseph Haydn, el cual compuso alrededor de sesenta de estas piezas. Estudió en profundidad las sonatas de Carl Philipp Enmanuel Bach (en el número 3 de este reto hablamos de una de ellas) y su tratado sobre el arte de tocar los instrumentos de teclado, ilustrando en sus piezas los objetivos de este manual y de la estética general del Empfindsamkeit o “estilo sensible”.

La Sonata Hob. XVI/ 23, pertenece a una época media de creación (1773), en las décadas en las que Haydn trabajaba para el príncipe Esterhàzy (1761-1790). 

Estructuralmente la pieza se puede considerar «ternaria», con tres grandes secciones A-B-A, aunque ponemos esta estructura entre comillas, pues si miramos las repeticiones AA-BABA, se evidencia un pensamiento bipartito, aunque con el interés de presentar el elemento tripartito.

Sonata Hob.XVI/24 F.J.Haydn -ESTRUCTURA

Esta forma está vertebrada sobre las relaciones funcionales tonales típicas de la sonata clásica, con un «tema B» sobre la dominante (c.23) y la vuelta en la reexposición a la tonalidad principal (c.87).

La sonata está escrita en 2/4.

La Sección I (A), se divide en dos subsecciones A y B, comenzando la Subsección A con una Frase A de cuatro compases estructurada como pregunta-respuesta. La pregunta a se elabora sobre un motivo anacrúsico de semicorchea con puntillo-fusa (M1) de carácter rítmico y la respuesta b sobre un motivo de cuatro fusas descendentes (M2). Esta primera frase se repite con alguna variación, terminando en el compás nueve en una cadencia rota y extendiéndose posteriormente para finalizar en una cadencia perfecta en el compás catorce. Aunque toda ella se estructura sobre la tonalidad de fa M, en la extensión a la cadencia que va de los compases nueve a catorce, Haydn introduce un tinte de color hacia sib M/sol m. Se observa regularidad y equilibrio compensado armónicamente en las frases, apuntando a lo que será la frase tipo periodo del Clasicismo pleno de la escuela de Mannheim. 

Sonata Hob.XVI/24 -SUBSECCIÓN A

Después de esta cadencia perfecta en el compás catorce, Haydn desarrolla melódicamente la subfrase a’ (llamaremos c a esta subfrase) (c.5-6), utilizando un motivo desarrollo del principal M1 (MD1, c.6), que será una constante en la obra. Para ello, hace uso de una secuencia modulante (c.14-20) que pasa por re m y cuya última repetición ya nos sitúa en el tono de la dominante, do M (c.18).

A partir del compás veintitrés se despliega una Subsección B contrastante, con carácter secuencial, coloraciones hacia los tonos cercanos de do m, sib M y sol m y frases continúas sin cadencias afirmativas claras (en un tipo de desarrollo que puede recordar al Fortspinnung), apuntando más hacia el estilo Barroco que a las frases simétricas del Clasicismo vienés, por lo que no se puede hablar exactamente de “tema B” (o Frase B), sino de una subsección que contrasta con la primera y que culmina en un pedal adornado sobre la tónica de do M (c.46-48).

Sonata Hob.XVI/24 SUBSECCIÓN B

En el compás 49, comienza la Sección II (B) con la frase A en la tonalidad de do M. A partir de los motivos MD1 y M2, introduce Haydn una primera secuencia modulante (c. 52-56) y seguidamente otra (c.56-59) para conducir hacia la semifrase c, que esta vez se desarrolla sobre re m. Esta sección finaliza con todo un desarrollo de carácter cadencial y modulante durante quince compases (c.70-87), para volver en el compás ochenta y siete a la tonalidad principal fa M.

Sona Hob.XVI/24 -SECCIÓN II (B)

La vuelta a la sección A –Sección I’ (A’)-, ya tiene el aspecto de reexposición de las sonatas clásicas, reproduciéndose la mayoría de los elementos iniciales en la tonalidad principal, a excepción de la semifrase c, que no aparece. Como ocurría en la primera sección, esta última también finaliza con un pedal sobre la tónica, esta vez fa.  Estos dos finales de las secciones principales (A y A’), dejan muy claro la tonalidad en la que estamos, afianzándola. 

Basándonos en el material, podríamos llamar a esta sonata bitemática, con puntualizaciones. Hay un claro tema o Frase A –de carácter ligero y estructurado simétricamente que construye las distintas subsecciones A de la pieza-, cuyos motivos o incisos se utilizan en el desarrollo melódico bien sea por repetición o transformación. En cuanto al segundo tema o Frase B, sí que es contrastante, aunque opinamos que su contenido no se podría calificar de “temático”, pues tiene un carácter de discurso continuo, poco cadencial, construido más sobre elementos secuenciales (modulantes o no) que sobre frases o subfrases, conectando más con el tipo de construcción sintáctica del Barroco. En cualquier caso, sí cumple la característica de contraste respecto al material de A y la construcción sobre el tono de la dominante, do mayor. Perduran por tanto en esta sonata, algunos mecanismos de construcción y desarrollo más cercanos al Barroco como las secuencias, conviviendo con los más característicos del estilo clásico, en frases simétricas y regulares, más ligados a la funcionalidad tonal. 

En cuanto al lenguaje armónico, los giros modulatorios internos que utiliza Haydn y que aportan sorpresa y dramatismo al discurso, producen cambios anímicos que se pueden conectar con la música de Carl Philipp y su estilo sentimental.

Por todas estas características, se podría decir que estamos ante una pieza de transición que mezcla rasgos del estilo Empfindsamkeit y el galante, no llegando todavía a los bloques sonoros cadenciales ordenados con simetría sobre la construcción arquitectónica del sismena tonal del Clasicismo.

Como sugerencia de escucha, os dejo esta vez algo diferente y más dirigido a quien quiera interpretar esta obra. Se trata de una Masterclass en directo de Sir András Schiff, en la que trabaja la pieza con una alumna.

Para escucharla al completo (con el resto de sus partes que son también fantásticas) os recomiendo la versión de Sara Daneshpour que me gusta especialmente por su ligereza, energía y expresividad .

2/52 análisis – ERLKÖNIG (II) – F. Schubert

¡Vamos con el número 2 de este reto de 52 semanas!

Como ya anticipé en mi anterior entrada, dedicaré este post a profundizar en la información relativa a la armonía de Erlkönig, D328 de Franz Schubert.

La semana pasada habíamos mostrado los recursos que utiliza Schubert relacionados con el simbolismo musical y que se orientan a caracterizar el ambiente de la historia y a cada uno de los personajes. Habíamos señalado, también, cómo las regiones armónicas -además de como recurso estructural- eran usadas para reforzar esta caracterización. Por coherencia, es de esperar que las progresiones de acordes y recursos del lenguaje armónico caminen en esta misma dirección; vamos a comprobarlo.

Con dos bemoles en la armadura, la tonalidad de la pieza es sol m, comenzando en esta región armónica con una introducción pianística de quince compases y la primera estrofa asignada al narrador, hasta llegar al compás 36. A continuación, tiene lugar la primera intervención del padre (c. 37) y empiezan a sucederse las modulaciones, sin retornar a la tonalidad principal hasta el final de la última intervención del hijo (c. 128) que dará pie a la vuelta del narrador, quien cerrará el relato y la pieza musical con la última estrofa nuevamente en sol m (c. 132).

Vamos a desgranar qué sucede armónicamente dentro de la introducción pianística y la primera estrofa.

La introducción comienza con dos frases regulares, y prácticamente iguales (difiriendo en la resolución) de siete compases cada una. Toda la frase es una insistencia sobre la tónica, hasta el compás seis donde comienza la cadencia sobre un II con séptima que se convierte en una V/V -la cual incrementa la tensión-, para finalizar con una sexta y cuarta cadencial (c. 7) y repetir de nuevo la frase. En esta repetición sucede lo mismo aunque, llegados a su finalización, se mantiene durante más tiempo la armonía sobre el II7 y la tensión final se alarga en una dominante secundaria sobre el V, usando para esta función un acorde de séptima disminuida que ocupa todo el compás (c. 14). Este último acorde aporta una tirantez añadida que ya nos introduce en la primera estrofa (encontraremos a lo largo de toda la obra el uso de acordes de séptima disminuida en momentos de necesidad de tensión, bien sea para dar énfasis a una palabra determinada, a un final de frase específico, al carácter del personaje y/o al ambiente de la narración). Las progresiones de este pasaje dibujan el trote constante del caballo. Los cambios y tensiones que se introducen dan voz a la tensión del ambiente nocturno y tempestuoso, y a la inquietud de los personajes.

Seguidamente comienza la primera frase de la Estrofa I, sobre la dominante de sol menor, cuestión sorpresiva -cuando esperamos encontrar la tónica como final de la anterior frase- y a su vez coherente con el carácter interrogativo del texto: ¿Quién cabalga tan tarde a través de la noche y el viento? En la frase se alternan dominante y tónica (ésta en posición de 6/4), terminando la interrogación con dos compases insistentes sobre la dominante.

Dentro de la idea de tonalidad expandida, hay en esta frase tintes de color hacia el homónimo sol M cuando, en los compases 15, 17 y 19, Schubert utiliza el si natural (en la escala que realiza sobre el acorde de dominante) aunque la melodía siga desarrollándose con el si bemol, y la tónica que aparece en esta progresión siga siendo el acorde de sol menor.

En el inicio de la frase dos se “resuelve” ese acercamiento a sol M, con un V del IV con séptima (c. 21), para pasar después al IV, que será el acorde pivote (II – c. 22) que nos conducirá a la tonalidad de sib M (relativo de la principal). Este acorde de V7/IV, aporta tensión a la palabra “padre” y al ascenso melódico al sol4 sobre el que se canta la primera sílaba. Este segundo verso finalizará con una sexta y cuarta cadencial sobre sib M.

Progresiones armónicas* y frases. Introducción y Estrofa I (1)

La frase tres de la primera estrofa comienza en tensión sobre un acorde de séptima disminuida (c. 25), seguido de un acorde de tónica, repitiéndose los dos siguientes compases (c. 27-28) esta misma progresión. Esta tensión del acorde (que introduce un nuevo tinte con el sol bemol -traído de sib m-) acompaña a la frase Tiene al pequeño en su brazo, cuyo carácter temeroso es subrayado por la melodía repetida en cada una de las subfrases que la componen. El verso concluye sobre un acorde de tónica (c. 28), que sirve como pivote, -III de sol m-, en relación de mediante para volver a sol m.

Por debajo de estos acordes, Schubert sitúa una nota pedal de tónica (aunque hay algo de movimiento, se infiere un pedal), un recurso que va a seguir usando a lo largo de toda la pieza, que aporta tensión y que, de alguna manera, deja en suspenso la tonalidad. 

La última frase de la estrofa se construye sobre sol m, comenzando sobre un acorde de séptima de dominante para proseguir con una progresión cadencial VI-II7-V-I (c. 30-32), terminando la melodía con las notas sensible y tónica, afianzando así la cadencia perfecta.

Sigue a esta estrofa una frase de cuatro compases de interludio pianístico (c. 34-37), similar a la del inicio de la pieza, desarrollada en este caso sobre la tónica, sin resolución cadencial.

Progresiones armónicas* y frases. Estrofa I (2)

* NOTA: los acordes no están cifrados numéricamente. Cuando aparece un 7 al lado del número romano, indica solamente que ese acorde es una cuatriada con séptima, pero no su inversión ni su naturaleza.

Hemos podido observar en este extracto la mayor parte de los recursos que Schubert utilizará a lo largo de toda la obra para ilustrar el contenido del texto y su expresividad: acordes de séptima disminuida, modulaciones, notas pedales y posiciones de 6/4. Otros serán la recurrencia a regiones tonales para identificar personajes o el cambio de región cuando la personalidad de los mismos cambia.

Adjunto presentación de toda la partitura indicando algunos de estos recursos, así como el inicio de cada estrofa y las distintas intervenciones de los personajes (recuerda que tienes aquí un esquema de toda la estructura de la obra).

De momento, dejaremos en este punto el análisis de esta pieza para pasar a descubrir otra, aunque volveremos a ella en algún otro momento, pues todavía quedan aspectos muy interesantes que apuntar sobre la misma (en cualquier caso, si tienes algún interés concreto puedes dejar un comentario o contactar a través de mis redes sociales).

Como segunda sugerencia de escucha os dejo esta interpretación de Dietrich Fischer-Dieskau, que realiza una fidedigna caracterización de los personajes tanto en el aspecto vocal como en el interpretativo.

1/52 análisis – ERLKÖNIG (I) – F. Schubert

He escogido esta pieza para comenzar este reto de 52 semanas porque me parece una obra extraordinaria en cuanto a su organización y al uso que en ella se hace de los recursos y procedimientos de composición para transmitir un relato. Puesto que tiene mucho contenido que tratar, dividiré la información en dos entradas, tratando en esta primera los recursos relacionados con el simbolismo musical, pues Schubert crea, a través del acompañamiento pianístico, los registros melódicos y las regiones armónicas, un universo determinado para cada personaje.

Der Erlkönig D 328 es el opus 1 de Schubert, obra compuesta en 1815 -cuando el autor tenía 18 años- sobre un texto de Goethe de ocho estrofas (en el esquema formal de más abajo encontrarás el texto con su traducción).

La pieza comienza con una introducción de piano de quince compases que crea una atmósfera de partida para el oyente -prisa, aceleración y desesperación-, introduciéndonos inmediatamente en la historia: un padre cabalga hacia casa con su hijo enfermo en brazos al acecho del Rey de los Elfos (en traducción estricta «Rey de los Alisos») que intenta, con palabras sugestivas, convencer al niño para que se vaya con él (no llegamos a saber si esto es real o son delirios, mezclándose el componente mitológico-mágico con la realidad, recurso usual de la música alemana de esa época). 

Aparecen por tanto en el texto tres personajes -el padre, el hijo y el Rey de los Elfos- a los que se suma un narrador -que abre y cierra el relato- y el caballo (cuya presencia se deja sentir a través de la música).

Fijémonos en los recursos que utiliza Schubert en el piano para introducir varios de los elementos simbólicos con los que ilustra la narración. Por un lado, tenemos los elementos que acompañan las «escenas» del padre y el hijo, comenzando en el compás 1 con el ritmo que emula el galope del caballo de tresillos de corcheas en octavas y en el compás 2 con la melodía ascendente-descendente de tresillos de corchea y negras que ejecuta la mano izquierda asemejando el vaivén del viento y transmitiendo un cierto nerviosismo y suspense (tempestad).

Simbolismos galope y tempestad Erlkönig

Por otro lado, representando al Rey Elfo, en su primera intervención (c. 58) nos encontramos con un ritmo de tresillos de corchea en alternancia bajo-acordes, acercándose a una especie de rápido vals que aligera el peso de los tresillos de octavas. La segunda intervención, en el compás 87, se acompaña con unos sugestivos arpegios asecendentes-descendentes. Estos dos recursos parecen reflejar el carácter bondadoso con el que el personaje quiere presentarse. Ya en su tercera y última intervención (c. 117), el rey se quita esta máscara, amenazando al niño con violencia, gesto que se acompaña con unos insistentes acordes en la mano derecha del piano y pesadas octavas en la izquierda.

Simbolismo Rey Elfo c.58
Simbolismo Rey Elfo c.87
Simbolismo Rey Elfo c.117

Los recursos melódicos se suman a estas caracterizaciones. Al padre se le asigna un registro más grave, -entre do3 y do4-, mientras que el hijo se mueve entre el sol3 y el mi4, siendo este el único personaje que repite melodía (estrofas IV, VI y VII), lo cual funciona como medio estructural y dramático, pues Schubert transporta una segunda ascendente cada una de sus apariciones (llegando al solb4), lo que va aportando tensión y celeridad al discurso musical en concordancia con la narrativa que conduce al temido desenlace.

Melodía 1 Hijo (desde re)
Melodía 2 Hijo (desde mi)
Melodía 3 Hijo (desde fa)

Las regiones armónicas refuerzan aún más la encarnación de los personajes, sirviendo a su vez como recurso estructural.

La obra está en la tonalidad de sol menor, reservada para el narrador en las estrofas de introducción y cierre (I y VIII). En las conversaciones padre-hijo, se usan tonalidades vecinas y/o relativas (quizá aludiendo al parentesco), la tonalidad de do m (niño), su cuarto grado mayor, fa M y su dominante sol M, en las dos primeras intervenciones (estrofas II y IV) y las de mi M y do# m en la última (estrofa VI).

En cuanto a las intervenciones del Rey Elfo, las regiones armónicas se adaptan también al relato: la primera (estrofa III) está enteramente en sib M, con progresiones de acordes suaves, enlazando con la actitud “zalamera” del personaje; la segunda intervención (estrofa V) parece adoptar los atributos infantiles -hablando de unas supuestas hijas arrulladoras- mimetizándose en la tonalidad de do M (recordemos que do m era la del niño); en la tercera y última (el Rey Elfo se desenmascara), introduce Schubert la tonalidad de mib M, que no había aparecido en toda la obra, acompañada de tensas progresiones armónicas.

La última intervención del niño (cuatro últimos versos de la estrofa VII) ya no obtiene respuesta de su padre, coloreada en sib M, relativo de la tonalidad principal sol m, anticipa la vuelta de esta en la última estrofa (VIII), con la intervención del narrador que relata el desenlace de la historia.

Dejaremos la explicación de este desenlace para el post de la próxima semana, en el que profundizaremos en toda la información relativa a la armonía y la forma. De momento, el esquema adjunto nos irá haciendo conscientes de la macroestructura de la obra.

Como trabajo auditivo, os sugiero utilizar esta versión de Jessye Norman para buscar los elementos explicados. Aunque la puesta en escena pueda resultar kitsch, la forma en la que la cantante adapta su voz a cada uno de los personajes y los interpreta, transmite un gran conocimiento de la obra.

Coral nº18 J. S. BACH

Este es un coral de 13 compases en el que la modulación se produce, como es bastante común, a la mitad del coral. Sin embargo, antes de que suceda el proceso cadencial que de lugar a la modulación, Bach hace aquí algo que podemos ver en muchas obras. En los primeros seis compases está «advirtiéndonos» de que va a modular introduciendo la sensible del tono al que iremos (redondeada con un círculo verde) pero sin que se produzca todavía ese definitivo cambio de tono, usando la relación de dominante secundaria.

Así que, en este coral podremos ver ambas cosas:

  • la modulación al tono de la dominante (los acordes pivote están redondeados en azul)
  • la relación de dominante secundaria en la «dominante de la dominante».

Coral nº18 análisis