Notas extrañas a la armonía
El dibujo melódico que utiliza Schubert como patrón, de seis corcheas, comienza siempre con un apoyatura. Las apoyaturas son las únicas notas extrañas a la armonía que son rítmicamente fuertes. Sin embargo, en este caso, resultan un componente melódico más suave y menos enfático, ya que la mayoría vienen preparadas con la aparición de la misma nota anteriormente (cpases. 2, 3, 4, 6, 10, 11, 14 y 15) o con un movimiento de segunda (cpases 1, 12, 13 y 16) En los compases 5 y 7 la apoyatura se coge por salto, viene sin preparación y por tanto es más notorio el ritmo fuerte-débil.
En el compás 7 sucede que la apoyatura es a la vez la novena del acorde y se repite en la segunda parte del compás en forma de floreo. Aquí podemos considerar estas notas como notas de adorno o como parte del acorde. El hecho de que se repita siempre el mismo patrón puede hacer que nos inclinemos por la opción de la nota extraña. Sin embargo, al suceder en la cadencia podemos pensar que Schubert quiso crear aquí mayor tensión, incluyendo armonía en la mano derecha, modificando el dibujo melódico e introduciendo esta disonancia que además resulta ser la nota «si», sexto grado de la escala, que es bastante protagonista en esta pieza.
En los compases 12 y 16 la novena del acorde de dominante vuelve a ser la nota de apoyatura, aunque en estos casos no hay más signos que indiquen que esta nota pueda ser parte del acorde.